viernes, 13 de marzo de 2015

El Disfraz, tú complemento divertido

Una de mis grandes pasiones es actuar. Me da un placer infinito. Eso de meterse en la piel de otra persona, real o ficticia, es un ejercicio que recomiendo a todo el mundo: es de las mejores cosas que se pueden hacer para comprender ese misterio que es el ser humano.

Para ello, una de las cosas más importante es el disfraz. No es imprescindible, pero ayuda más de lo que parece; no es sólo el vestirse con otra ropa. Ya se sabe, aunque la mona se vista de seda, mona se queda. Sin embargo, hay algo más valioso: la creación del disfraz. Requiere documentación e ingenio. Es muy fácil ir a una tienda y comprar ese disfraz que hacen en serie para todos, pero es más difícil, y satisfactorio, hacerte tu propio disfraz. De una tela puedes sacar una capa, cambiando una camisa tuya puedes tener un jubón del s. XVII, con alambre y mucha paciencia te puedes hacer una cota de mallas, con un palo de escoba puedes construirte un bastón de hechicero.... Hay que dejar volar la imaginación. Exactamente es lo que pasa cuando a un niño le regalan el mejor juguete y se pone a jugar con las cajas; para él se trata de un castillo, un laberinto, o a saber qué, según su imaginación. Y yo digo; a la hora de imaginar, seamos como ese niño que coge una rama y se piensa que es una varita mágica, y luego con nuestra habilidad adulta remodelémosla ligeramente para que parezca un poco de varita mágica.
Ingenio y punto.

La verdad es con el disfraz podrás elegir la temática para tu fiesta de disfraces como te enseñamos en el post anterior.

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